sábado, 12 de junio de 2010

"La desaparición" 2ª parte Del 24-1-10 al 5-2-10

Lo siento, lo siento, lo siento. Sé que cuatro meses es mucho tiempo, pero espero que sigáis ahí.


24 de enero: Cincuenta esterillas, cincuenta niños.
He buscado en la base de datos de personas desaparecidas y he encontrado 49 niños de 6 a 13 años que han desaparecido en el último año, sin contar a Carlota, mi misión.
Siento miedo, miedo al motivo de estos sucesos. No puedo ni pensar para qué va alguien a secuestrar a 50 niños. Simplemente no lo entiendo.

25 de enero: hoy ha nevado, pero ningún padre ha permitido salir de casa a sus hijos para jugar con la nieve. Inevitablemente la prensa se enteró de lo ocurrido, y le faltó tiempo para divulgarlo a los cuatro vientos. Así han conseguido que cunda el pánico, pero al menos han puesto sobre alerta a todas las familias del estado, que ahora se andan con más cuidado.
Joe McRainold es ahora mismo el hombre más buscado del país. Todos los agentes están tras su pista y hay controles policiales en todas las calles. Además la ciudad está sellada, nadie puede entrar ni salir. Jaime y yo estamos registrando todos los sitios donde podría estar. Lo malo es que uno de los padres de los niños desaparecidos ha puesto precio a la cabeza de McRainold. Ese hombre ha visto muchas películas, porque, aparte de poner muchos ceros en la cifra, lo que provocará peleas entre los cazarrecompensas, ha escrito "vivo o muerto". Esto es una soberana estupidez, porque los muertos no hablan, a menos que los embrujes, y aun así sólo dirán lo que tú les digas.

27 de enero: hemos barrido tres cuartas partes de Road City, pero seguimos sin encontrar nada. ¿Dónde se puede esconder a 50 niños?

28 de enero: hemos recibido una llamada anónima diciendo que debíamos dejar de buscar porque lo que va a pasar es por el bien de todos. ¡Malditos pirados!
La llamada procedía de una cabina telefónica cercana a un teatro abandonado. No sé cómo ni cuándo se filtró esa información, pero mis compañeros de profesión llegaron allí antes que la policía. La mayoría de los cazarrecompensas que conozco, disparan primero y preguntan después, aunque el sujeto en cuestión parezca un poli. Durante el asalto al teatro, tuvimos 5 heridos, todos por disparos de locos que oyen "dinero" y cogen una pistola. Antes de llegar al sótano, ya habían muerto 3 de los hombres más belicosos con licencia de armas de la ciudad. Cuando nos libramos de este inesperado enemigo, bajamos al sótano. Estaban todos allí: los niños y 4 secuestradores, uno de ellos muerto. No ofrecieron mucha resistencia, simplemente gritaban que estábamos en un error, que esto era necesario, que sacarían a la luz la verdad,...
Carlota ya está con sus padres, igual que los otros niños.

29 de enero: ayer pensaba que esto había acabado con un final feliz, pero hoy me he dado cuenta de que se ha presentado un gran problema, los cazarrecompensas. Los que somos como yo somos necesarios; la policía no puede pretender solucionarlo todo estando del lado de la ley. Pero luego están los otros. Están completamente tarados, entregarían a su familia por la recompensas. Son ellos los que nos dan mala fama y son ellos los que han provocado que alguien de arriba quiera ilegalizarnos. Pero gracias a mis recientes actos junto a la policía, he podido sugerir una regulación del gremio: puedes unirte siempre que pases los controles. A partir de ahí revisiones psicológicas y médicas regulares, y todos contentos.

30 de enero: mi propuesta ha calado y van a debatirla. Pero ahora me intriga otra cosa: los secuestradores. Parecían muy convencidos de que hacían lo correcto, así que me voy a pasar por la cárcel a saludar.

2 de febrero: He conseguido que me dejen ver al cabecilla. Paso la transcripción de nuestra conversación.

-Hola, soy...
-Eres uno de los polis que nos detuvo. No me olvido de la gente que me apunta con un arma.
-No soy policía, soy cazarrecompensas, y sí, ayudé a los agentes durante el asalto.
-¿Y a qué has venido? ¿A insultarme como los demás? No creo que me puedas golpear con el cristal por medio.
-No, pero es normal que te pase eso. A la gente no le suelen caer muy bien los secuestradores de niños.
-¿Te crees que me gustó raptarlos? ¡Tú no sabes lo que es tener que despertarte todos los días pensando que esos niños no han dormido porque han estado llorando toda la noche! Y a veces yo también me echaba a llorar por lo que tendría que hacer.
-¿Qué tenías que hacer?
-Matarlos. A la vez.
-Pero tú mismo me has dicho que te compadecías de ellos, ¿Por qué ibas a matarlos? ¿Por qué?
-¡PORQUE ERA NECESARIO! ¡Porque la gente tiene que saber la verdad!
-¿De qué verdad hablas?
-Si te lo contara no me creerías. Por eso necesitábamos a los niños.
-¿Creíais que al matar a los niños llamaríais tanto la atención que la gente os escucharía?
-¡¡¡NO!!! ¡Jamás habría pensado siquiera en secuestrar y matar a una sola de esas criaturas para llamar la atención!
-¿Entonces?
-Íbamos a matar a los 50 niños simultáneamente para... sobrecargar el servidor.
-¿Qué?
-Ahora no tengo tiempo, ya se ha acabado el tiempo de visitas, pero si vienes mañana te lo contaré todo. ¡Ah! Y no le hables a nadie de este encuentro ni de lo que te he contado. Al menos de momento.
-Aquí estaré mañana.

Vuelvo más confuso que antes.

3 de febrero: esto es cada vez más extraño. No he podido volver a hablar con Roddy, el cabecilla de los secuestradores, por el simple hecho de que ha muerto. Ha sido cuando iba a entrar a la sala de visitas. De repente se ha caído y ha empezado a dar espasmos y a soltar humo, literalmente. Uno de los guardias le ha tocado y le ha dado una descarga que le ha quemado la mano. Además, de los otros dos secuestradores, uno está "desaparecido" y otro en coma por una paliza. Juraría que alguien se los está quitando de encima porque iban a contar algo importante.

5 de febrero: creo que ya sé por qué han eliminado a los secuestradores. Durante todo el caso he estado guardando mi diario en la PDA, que no tiene protección. Le he hecho un escaneo y he descubierto un acceso al archivo de audio de mi conversación con Roddy. Se lo han cargado por mi imprudencia. Él y sus amigos querían mostrar algo a la gente, quizás no de la mejor manera, pero con buena intención. Voy a investigar qué habían descubierto y voy a limpiar su nombre. Además voy a aumentar mis medidas de seguridad con mis diarios.

Espero que con la cercanía del verano pueda escribir más regularmente.