sábado, 20 de febrero de 2010

"La desaparición" Del 1-1-10 al 23-1-10

Pido mil y una disculpas a los posibles fans por hacerles esperar dos meses.


Paso a copiar las notas diarias que he ido tomando durante el transcurso de esta investigación.

1 de enero: como indiqué en la anterior entrada, ayer recibí un encargo: tengo que encontrar a una niña. Como no sabemos nada de las circunstancias, habrá que explorar todas las alternativas. Desapareció en el parque cuando estaba con su niñera, así que me he dirigido allí. Fue hace un par de días y ha llovido, por lo que no espero encontrar huellas; los niños juegan aquí todos los días y usan cualquier cosa como juguete; también hay perros. Creo que lo único que puedo hacer es estudiar las posibles situaciones. Su niñera dice que se sentó en un banco y se quedó dormida. Esto sería reprochable si no fuese porque nunca ha tenido problemas de sueño, no duerme durante el día, y porque le he visto un pinchazo en el cuello. Le he extraído sangre y se la he mandado a un amigo científico para que la analice.

2 de enero: antes de hablar conmigo, la familia avisó a la policía y puso carteles. Han recibido la llamada de alguien que vio a la niña. Es fiable, ya que la describió tal y como iba vestida el día de la desaparición. La sitúa en una tienda de comestibles a un par de manzanas del parque, con una persona no identificada. Esperemos que sea un buen samaritano que se la encontró perdida.

3 de enero: en la tienda no sabían nada (turnos distintos), y cuando les he pedido las cintas de seguridad me han dicho que tendría que esperar a que pidieran permiso al propietario. Me han dado ganas de lanzarme a su cuello, esa niña no puede esperar.

4 de enero: me han dado los resultados de los análisis de sangre de la cuidadora. Tenía secobarbital (Seconal), un barbitúrico que induce sueño. Cada vez me parece menos probable que la niña se perdiera.

5 de enero: después de dos días, el amable propietario de la tienda me ha dado los vídeos de seguridad. Se ve perfectamente a la niña, pero no a su acompañante, que le está comprando chucherías. Ni siquiera se si es hombre o mujer, por que lleva un gran abrigo de forro polar y una gorra. Y no puedo preguntarle a los empleados porque están de vacaciones en un retiro espiritual, y para cuando vuelvan ya no se acordarán. También he buscado por internet cómo se pueden conseguir los barbitúricos que le inyectaron a la niñera. Resulta que es un medicamento contra el insomnio y se usa como anestesia en cirugía, lo que eleva el número de sospechosos a muchos millones de personas.

6 de enero: esta mañana me he dado cuenta de que no se dónde, ni cuándo le suministraron la droga a la cuidadora. Y la mayor pregunta es ¿cómo? La he interrogado y me ha dicho que pensaba que le había picado una avispa en el parque. Si estaba sentada ¿cómo le inyectaron el secobarbital? Mi gran amigo Internet a vuelto a darme la respuesta: dardos, con ellos podrían haberle dado una dosis concentrada, y al pensar que era una avispa, se lo habría quitado de un manotazo. He ido al parque y ¡tachán! lo he encontrado. Me merezco un vaso de 0+.

7 de enero: estoy bastante esperanzado porque la suerte me sonríe. Primero, uno de los dependientes de la tienda se ha roto el brazo en su retiro y lo han traído a la ciudad. Le he interrogado en el hospital y aún se acordaba de la niña. Me ha informado de que era un hombre el que iba con ella, y que era blanco. Pero como llevaba una gorra y gafas de sol no ha podido contarme más. Más tarde me he enterado de que las armas de tranquilizantes están registradas. No son como las pistolas que por las balas puedes saber qué arma la ha disparado, pero reduce la lista de sospechosos a varones blancos, con acceso a barbitúricos y con una pistola registrada.

8 de enero: la familia quería saber cómo iba la investigación. Les he informado de todos los progresos y hemos hablado de las llamadas que han recibido. Un sinvergüenza les había llamado diciéndoles que tenían que pagar un rescate para que les devolviera a su hija. A la pregunta de cómo iba vestida el tipo colgó. Cuando se han ido, he rastreado la llamada del falso secuestrador, he ido a su casa y le he pegado una paliza.

9 de enero: no hay noticias y estoy confeccionando una lista con los posibles sospechosos de la ciudad.

10 de enero: sigo con la lista y sin saber qué más hacer.

11 de enero: me he pasado el día siguiendo a varios miembros de la lista que han dejado de ser sospechosos.

12 de enero: le he enviado la famosa lista a Mario, mi contacto en la policía, para que busque si alguno tiene antecedentes. No he descubierto nada salvo que un médico tiene dos familias.

13 de enero: cuando se espía a la gente se suele descubrir que las personas no son como parecen por fuera. Por ejemplo, un empresario de éxito que lleva una buena vida, se toma los barbitúricos para colocarse antes de ir a su casa. Otro va al médico simulando que tiene un fuerte insomnio y por la noche duerme como un bebé después de pasar el día vendiendo el secobarbital a drogadictos que no saben que está contraindicado para ellos y los alcohólicos.

14 de enero: mi amigo Mario está hasta arriba de trabajo, pero ha podido enviarme los antecedentes de una docena que han pasado a ser mis principales objetivos.

15 de enero: un tipo con antecedentes por agresión y escándalo público no ha aparecido por su trabajo en dos semanas y nadie sabe por qué. He ido a su casa y le he tirado la puerta abajo, pero no había nadie.

16 de enero: los amigos de Alfie Azou, mi sospechoso nº1, no sueltan prenda, y no tiene familia en las cercanías. Ahora mismo lo anda buscando toda la policía de Road City, que por si no lo he mencionado es donde vivo. En otro momento hablaré de ella.

17 de enero: han encontrado al bueno de Alfie. Los amigos no decían nada porque se lo habían llevado a Little Farm, un pueblo de las afueras, para celebrar Nochevieja, y creían que estaba muerto. Acabaron borrachos como cubas, y fueron por el pueblo metiéndose con la gente hasta que se encontraron con el equipo de fútbol. Todos consiguieron huir menos Azou, y le pegaron lo de todos. Cuando los del hospital vieron su cara por las noticias llamaron a la policía.

18 de enero: tengo que recuperar los días que he perdido investigando a Alfie Azou.

19 de enero: vuelta a la rutina de la lista. Hay momentos en que ni siquiera me acuerdo de por qué lo hago, pero luego pienso en la chica y en sus padres y trabajo más duro.

20 de enero: estaba siguiendo a un vendedor de cuchillos, ya que el anterior me había descubierto grabándole, cuando me ha sonado el móvil. Era Mario y estaba bastante exaltado.
-No te lo vas a creer Mike.
-Dime lo que sea, estoy con el 34 de la lista.
-¡El 34! ¡Mike, el 33 tiene antecedentes por secuestro y abuso de menores!
Le he colgado sin muchos miramientos y me he puesto a correr hacia el trabajo de Joe McRainold, el 33.

23 de enero: resumo lo que ha pasado en estos tres días. Llegué a la farmacia donde trabaja, me reconoció, me vio el arma, me tiró encima una caja de pruebas de embarazo, salió corriendo, le perseguí, corrió entre los coches, uno me atropello, robó un coche y suerte que me dio tiempo de hacerle una foto a la matrícula y enviársela a Mario. En dos minutos vino un coche patrulla y el oficial de mayor rango me informó de que McRainold estaba en busca y captura y de que les tenía que acompañar. En la comisaría me recibió Mario. Me llevó con el comisario que, en pocas palabras, me pidió ayuda. Les conté todo lo que sabía y, sabiendo la respuesta de antemano, me ofrecí a trabajar junto a la policía. Me dieron hasta una placa. Después me encontré con Jaime Guerra, otro gran amigo, que me contó que lo habían ascendido a jefe del grupo de operaciones especiales. Nos llegó el aviso de que habían encontrado el coche frente a un almacén. Cogí un M4 y le pedí a Jaime que reuniera a su equipo. Asaltamos el almacén y nos encontramos el edificio vacío. Bajamos al sótano y vimos una cincuentena de esterillas en el suelo y una sala llena de conservas. Salimos por la puerta de atrás y observamos las marcas de ruedas en el suelo. Había por lo menos tres vehículos.

Seguiré editando para completar los días que faltan.